Meditación de la Semana
Domingo 28º del Tiempo Ordinario
Jesús Maestro, ten compasión de nosotros, ten misericordia de mí.
Muéstrame tu gran amor, manifiéstame tu bondad, cura mi cuerpo, limpia mi alma.
Permite que me bañe en el río de tu bondad, que esté siempre dispuesto para hacer el bien.
Que te traía a mi memoria y te recuerde resucitado de entre los muertos. Que morir es vivir, perseverar es reinar. Que Tú siempre eres fiel.
No, no me olvido, ¡Gracias! Pues me siento leproso entre leprosos. Sin embargo, tú me miras, y a pesar de mis infidelidades, me inundas con tu belleza.
Señor, veo por todos lados enfermedades e injusticias. Tú alivias el dolor de tantas heridas ¡Gracias!
Señor, me rodea la muerte, la desesperación, Tú con tu amor me ofreces una esperanza de vida ¡Gracias!
Que me acompañen siempre tus palabras: “tu fe te ha salvado” porque sólo salva una fe que se traduzca en vida.
Gracias; Jesús Maestro, por tener compasión de mí.