Es el momento de sentirte cerca, Señor, muy cerca.
Tan cerca, que entras a forma parte de mi existencia.
Tan cerca, que siento tu vida en mi vida.
Tan cerca, que oigo el latir de tu corazón misericordioso
en mi corazón pecador.
Tan cerca, que a veces me asusto, me alarmo, pues me sobrepasas.
Tan cerca, que tu paz inunda mi ser
Tan cerca, que tu alegría llena mis ojos.
Tan cerca, que me siento llamado a predicar la conversión,
el perdón de los pecados.
Tan cerca, que puedo tocar las llagas de tu pasión, de tu sufrimiento
que consuelan y fortalecen.
Tan cerca, para poder decirte: abre Señor mi entendimiento
y que comprenda la Escritura.
Enciende, Señor Resucitado, mi corazón, para ser testigo de tu Vida en mi vida, para proclamar tu misericordia infinita.
Así poder decir: Yo le conozco.